A las 12 en punto varias mamás estábamos preparadas en el Retiro con toalla, botella de agua y ¡cómo no! nuestros hijos. Hemos buscado un rincón de sombra donde Raquel ha extendido una gran manta sobre la que hemos tumbado a nuestros bebés, ¡qué gracia se hacían unos a otros!. Allí sobre el césped y aprovechando el fresquito mañanero del Retiro hemos aprendido a hacer abdominales hipopresivas (lo mejorcito para la recuperación del suelo pélvico y poner la tripita dura), hemos hecho unas sentadillas, flexiones, estiramientos... ¡vaya, que mañana amaneceremos con agujetas!
Me encanta la idea de ponernos en movimiento de manera respetuosa con la maternidad, sin organizar las tomas desde por la mañana para poder faltar dos horas y entendiendo que separarnos de nuestros hijos no siempre es desconectar. Mientras me estiro, siento que me reconcilio con esa tripa pellejil que me ha dejado el embarazo y estar al aire libre y pisar la hierba levanta el ánimo a cualquiera y eso mi hija lo nota y lo disfruta porque lo está viviendo conmigo.
En la misma actividad se cuida mucho el bienestar emocional de la mamá, y ahí entra en juego Valentina y su dulzura infinita. Mientras algunas aprovechábamos para dar el pecho a los bebés, hemos estado planteando las dudas y los conflictos que despierta la maternidad como los celos entre hermanos, las rabietas, la incorporación a la guardería, la temida mamitis,... y todo en un ambiente de confianza entre mamás.
Las clases tienen un precio de 10€ y son los jueves en la Puerta de la Reina Mercedes del Retiro, situada frente a la Calle Ibiza.
Sólo una advertencia: ¡Cuidado, esto engancha!